Escala Crítica/Columna diaria
*Economía paralela: más de 13 millones sin empleo fijo
*El riesgo de la ilegalidad; la urgencia de opciones
*La desaparición de Convergencia y su nuevo rostro
Víctor M. Sámano Labastida
LA LÍNEA que separa lo informal de lo ilegal es casi invisible. Pero existe. Hay otra débil frontera entre lo ilegal y lo criminal. Si aceptáramos que la economía informal es ilegal, estaríamos ante la brutal afirmación de que en México hay 13 millones 400 mil delincuentes. Es la cifra que reporta el INEGI de la ocupación y el empleo al segundo trimestre del 2011. Para la Coparmex, sindicato patronal, los registros oficiales se quedan cortos: hay, sostiene, 30 millones de informales. Podría haber más.
Según el INEGI, tres de cada diez personas que perciben un ingreso, laboran en la informalidad; el sector privado estima que el porcentaje puede ser el doble. De hecho, la informalidad está más extendida de lo que se cree. No es sólo el vendedor ambulante o aquel que instala un pequeño negocio de comidas o venta de verduras en su domicilio, se extiende a aquellos trabajadores domésticos (hombres y mujeres) que reciben el “pago a la mano”, a las ventas por catálogo, a infinidad de argucias recurridas por aquellos que incluso teniendo un empleo necesitan ingresos adicionales.
