SEXO Y PROTESTA/ José Luis Lezama (*)

La anécdota la refiere el filósofo Peter Sloterdijk en su libro Crítica de la Razón Cínica (UMP, 2001: xxxvii), y tuvo lugar en 1969.  A su regreso a la patria añorada tras el largo exilio, Theodor Adorno se encontró con algunas sorpresas. Por una parte, las ácidas y maliciosas críticas de la derecha alemana, que lo acusaba de instigar a los estudiantes a la rebelión; por otra, los propios estudiantes, a quienes supo trasmitir con agudeza y eficacia las armas de la crítica, le mostraban una abierta hostilidad.