VAIVÉN DE LAS ALIANZAS; ELECCIONES, Y LAS DECISIONES EXTRAORDINARIAS

 Escala Crítica/Columna diaria

*Buscará el PRI tener candidato único con PVEM en Centro
*PRD, luz verde a “coaliciones de izquierda”, también con PAN
*Una breve mirada a las cuestiones de la ética y la política
Víctor M. Sámano Labastida 
BASTA escuchar lo que se dice en la calle, en las tertulias, hasta en los reclamos públicos para confirmar lo que documentan las encuestas: la mayoría de la población desconfía de los políticos y de la política. Un ejemplo inmediato nos citan cuando tratamos de indagar por qué no se toma en serio la actuación de uno de los poderes más expuestos, el de los diputados: recientemente en Tabasco, a pesar de todo lo dicho durante el año, ni una sola de las cuentas de los 17 alcaldes fue reprobada. Los ediles fueron linchados en público, pero perdonados en los hechos. La entidad no es la excepción, pero eso no sirve de consuelo.

Ahora nuevamente se pone a prueba esta falta de seriedad de la política real. O como bien dicen: los pleitos electorales son de mentiras o sólo de coyuntura, las alianzas y los aliados pueden fluctuar como lo decidan las cúpulas, aunque en la competencia se haga a la gente del pueblo “tomar partido”. Lo que ayer se dijo de tal o cual candidato o dirigente hoy ya no vale, aunque sean los mismos.
No es queja, solo constatación de hechos. 
 
EL PÉNDULO PARTIDISTA
EL PARTIDO Revolucionario Institucional, que en junio pasado perdió en Tabasco los votos que ganó el Partido Verde –por lo menos fue el mayor caudal de los pevemistas así como la cooptación de la estructura tricolor-, ahora va en busca de una alianza electoral con su adversario temporal; el objetivo: ganarle al partido en el poder (PRD). 
Pero antes tendrá que pasar la aduana interna. No sólo Evaristo Hernández se inscribirá como aspirante, sino que anunció que lo hará Adrián Hernández y es posible que también –por cuestión de género- se anote alguna fémina. Este partido tiene que cumplir con sus mecanismos estatutarios. En este contexto no resultará fácil que los priistas acepten un abanderado externo, más bien estarían esperando que el partido coaligado –en este caso el PVEM- se sume a su candidatura…a menos de que busquen postular a alguien que no pertenezca a ninguno de esos institutos. 
El cálculo de que quien fuese candidato a la alcaldía de Centro y ganara los comicios se convertiría automáticamente en aspirante a la gubernatura en el 2018 se modificó por la anulación de los comicios. Esto vale también para el PRD y Morena: quien asuma la presidencia municipal se verá obligado a permanecer en el cargo en vista de que se reducen los tiempos de la administración. En lugar de 36 meses sólo disponen de 29 meses, esto sin contar con que a finales del 2017 deberán estar definidos los candidatos para los comicios generales.
El PRD, por su parte, ya recibió luz verde de sus consejeros para buscar nuevamente coaliciones en principio a favor de la candidatura de Gaudiano. En junio fue junto al Panal; ahora pretende ampliar su alianza al Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano, e incluso a Acción Nacional, instituto con el que los solaztequistas dirigido por Agustín Basave ya acordaron alianzas para algunas de las gubernaturas que se disputarán el año próximo.
Para partidos como el PAN, su decisión respecto a las elecciones extraordinarias de marzo próximo es también una cuestión de supervivencia en el estado. En cambio para organizaciones como Morena, lo que está en juego es la prueba de la viabilidad de su método polarizador, opuesto a las alianzas partidistas.
Por supuesto que los adversarios de Morena también aplauden esa decisión: es una apuesta muy riesgosa. En la actualidad, prácticamente todas las victorias electorales se construyen sobre alianzas. El caso de Jaime Rodríguez (El Bronco) en Nuevo León es una ejemplo de la ruta de las rupturas. 
 
EL CULTIVO DE LAS VIRTUDES
TAL PARECIERA que en la política no existen principios, que las convicciones están de vacaciones. Es algo, dicen algunos, que tiene que ver con la ética. 
Aristóteles definía la ética como “libertad constructiva para cultivar virtudes”. Libertad del individuo para, con responsabilidad, forjar una idea sólida de comunidad. Estas palabras suenan a años luz de nuestra época, proclive a relativizar cualquier acción humana quizás por no tener ya criterios sobre lo bueno y lo malo. Ahora todo depende del punto de vista.        
‘El crepúsculo del deber: la ética indolora de los nuevos tiempos democráticos’, del francés Gilles Lipovetsky (1994), fue un libro que dio cuenta del viraje ético en el mundo moderno. De una noción fuerte de ‘deber’, pasamos a “la época del posdeber”, con un individualismo hedonista que responde a la siguiente idea: “Hemos dejado de reconocer la obligación de unirnos a algo que no seamos nosotros mismos”. Con ello se pierde la noción de comunidad: ese ‘nosotros’ implícito en la definición aristotélica de ética.    La ética en la política es un invitado discursivo. Se le menciona sobre todo para justificar las decisiones técnicas del quehacer político. No falta como aderezo verbal, pues conlleva el prestigio de las palabras respetables. Pero este invitado enunciativo no aparece de facto. ¿La ética? De vacaciones. 
Mientras el sentido clásico de la política se ubica desde la polis/ciudad, que debe enterarse a tiempo de las acciones de los gobernantes y otros actores, el sentido moderno de la política ha privilegiado la oscuridad: la política como quehacer privado, fuera de los reflectores. La seudo política sin intromisiones molestas de quienes no son parte de la élite o no son especialistas en determinada área.
Los medios de comunicación, desde hace 150 años, entraron en juego con un efecto positivo: transparentar el quehacer político. Pero poco a poco, políticos y periodistas en general han establecido pactos y acuerdos que manejan los “tiempos públicos de la política” como escenografía, con la decisión vital previamente tomada y lista para anunciarse, no para debatirse en público.
Este viraje de la política como ‘arte privado’ ha tenido consecuencias diversas, con una lección ética a destacar: cuando la política es deliberativa, verdaderamente deliberativa en la arena pública, hay mayores posibilidades de consenso sólido y cambio real en un país. Por el contrario, mientras la política se mantiene como algo privado, las posibilidades de consenso se pierden y el cambio es cosmético. Volveremos al tema. 
AL MARGEN
CONCLUYE el plazo para la firma de los convenios con la CFE de los deudores del servicio eléctrico. Este asunto no es sólo mercantil; la empresa federal deberá manejarse con mucho tacto político a partir de enero. Vienen tiempos difíciles. (vmsamano@yahoo.com.mx)
 

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