AGENDA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS, 2017; PROTECCIONISMO, SUCESIÓN Y DESAFÍOS

 Escala Crítica/Columna diaria

 
* Desde México: pasmo, temor y optimismo; en espera de milagros
* EEUU: amigo de sus intereses; la propuesta unilateral del señor Trump
* Fichas en el extranjero que también mueven las candidaturas del 2018
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
EL PROTECCIONISMO siempre ha estado presente en las metrópolis. Obligan a abrirse a las economías locales, pero siempre cuidando que los recursos vayan en un solo sentido: las ganancias de acá para allá, las pérdidas en los países pobres. De vez en cuando, este esquema se relaja para no matar de inanición a la periferia; algunos países responden fortaleciendo su mercado interno, también algunas regiones. Otros simplemente se encomiendan a la buena voluntad del verdugo.

Digamos de todas formas que hay un error de enfoque en las políticas que Donald Trump promoverá desde la Casa Blanca: proteccionismo comercial a ultranza en un mundo globalizado y complejo.  Un viraje que no caerá bien en la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Habrá que ver si dichos son hechos, pues se festeja mucho que “una cosa es la campaña electoral, con sus promesas, y otra cosa es la realidad del poder”. Palabras de Mike Peance, segundo de a bordo con Trump. 
El gobierno mexicano espera movimiento de fichas, pero no ve fichas que ya están en juego. Una muestra fue la decisión de último minuto de la empresa Carrier (aire acondicionado) de mantener su estructura laboral en EEUU y no mudarse a Nuevo León. Carrier fue convencida por Trump (socio de la firma) y un nacionalismo enérgico (¡trabajen aquí!), con incentivos de impuestos a la baja. Como en una partida de póker, el gobernador de Nuevo León Jaime Rodríguez se puso bronco y declaró: “Ellos nos necesitan a nosotros. No nosotros a ellos”. De cualquier modo, Carrier anunció que se queda en EEUU y 800 millones de dólares no serán inyectados a Nuevo León. El gobierno de Peña no metió las manos, quizás por el factor Bronco/gobernador independiente. Si las cosas van a desarrollarse de ese modo, los cabildeos empresariales/gubernamentales  México/EEUU serán tensos, largos y con resultados de pronóstico reservado. 
He aquí algunos puntos de la agenda México-EEUU, con Trump en el horizonte y Peña en un delicado 2017.
VIENTOS EXCLUYENTES    
En su libro El arte de negociar (2002), Donald Trump muestra los dientes: “Si en una negociación te muestras desesperado por cerrar el trato, estás perdido. La otra parte huele la sangre y te despedazarán”. Más allá de las verdades y mentiras de este póker empresarial, el gobierno de Peña hará bien en planear sus movimientos y no improvisar. Por el momento, ante diferentes acciones emprendidas o anunciadas por Trump, el gobierno federal se pasma y no anuncia estrategias a seguir: ni de migración (ante el Muro y las deportaciones), ni de renegociaciones comerciales (ante la reapertura del Tratado firmado por EEUU, MX y Canadá), ni de seguridad (ante la injerencia que ya promueve Trump, con el argumento de cuidar sus fronteras por el terrorismo), ni de combate al crimen organizado (hay presupuesto, personal y misiones compartidas). Quizás Peña quiere ver hechos, pero de poco valdrá una estrategia ante hechos consumados. El pasmo gubernamental parece producto de una mezcla entre optimismo y temor: optimismo porque se cree que Trump debe un favor por su visita a México, cuando relanzó su candidatura presidencial. Ese optimismo ha devuelto esperanzas presidenciales a Luis Videgaray, promotor de la visita. Temor, porque los discursos discriminadores de Trump están frescos en la memoria. Se pasa, además, de la discriminación cultural a la exclusión económica. Lo sucedido con la empresa Carrier y Nuevo León es un hecho, no palabras. Se trataba de un negocio cerrado que Trump  cambió de último minuto.                   
TIEMPO POLÍTICO, TRASTOCA AGENDA  
México tiene en su contra los tiempos políticos de finales de sexenio,  trastocadores de agenda y causantes de problemas. Peña Nieto ya dijo, ante el nuevo consejo nacional del PRI, que la sucesión presidencial de 2018 es “sobre la continuidad o no de un proyecto económico”. Se entiende: las llamadas reformas estructurales, en juego. Con un ojo puesto en la sucesión y otro en la agenda bilateral, los pasos gubernamentales se darán en la cuerda floja. Será difícil situarse en un punto de equilibrio (político y económico) cuando unos llegan y otros se van. Se sabe además que (contrario a lo que parece pensar el equipo de asesores de Peña) Estados Unidos no tiene amigos, sino intereses. No es un cliché: es uso del poder. 
El gobierno de EEUU, ante la sucesión presidencial mexicana, desde 1994 ha palomeado al PAN como alternativa viable y ha puesto un tache a la izquierda mexicana. Por ello, resulta interesante una declaración del morenista Ricardo Monreal, jefe de la delegación Cuauhtémoc en la ciudad de México: “en 2017 puede darse un acercamiento entre Miguel Ángel Mancera y Andrés Manuel. Platican ya en sentido electoral”. Monreal se dijo listo para ir por la jefatura de la Capital y debe tener información privilegiada para hablar del cabildeo entre AMLO y Mancera. ¿Quizás La izquierda (sin el PRD) prepara una propuesta para pasar con palomita la difícil aduana de Estados Unidos? Es algo que políticamente no puede descartarse, para tener mayor oportunidad de ganar en el 2018. AMLO y Mancera se mantienen en los primeros puestos de las encuestas presidenciales por el ala izquierda. La pregunta es qué pensará Trump de esta eventual fusión mancerismo/morenismo. Quizás tendrá que preguntar a su canciller, al que todavía no ha designado. 
Hay quienes rechazan esta posibilidad, porque interpretan al pie de la letra el “No” lopezobradorista a las alianzas, pero las declaraciones de Miguel Barbosa en contra de un segmento de la dirigencia perredista y su implícita defensa a Mancera, así como el rechazo de Miguel Bautista de ADN a las coaliciones con el PAN son indicios que no deben ignorarse.
De cualquier modo, parece que Trump trastocó algunos planes de sucesión en México, por ejemplo en el PAN: Felipe Calderón ha vivido varios años en Estados Unidos y, para el proyecto de su esposa Margarita Zavala, se esperaba a Hillary en la Casa Blanca, no a Trump. La señora Zavala se mostró varias veces en la campaña de Hillary. También Osorio Chong observa preocupado, con Videgaray a sus espaldas. En el reciente consejo político del tricolor fueron integrados a ese órgano de decisiones Osorio Chong, Videgaray, Aurelio Nuño, Francisco Guzmán y Luis Enrique Miranda, lo que fue visto como una ampliación de la lista de candidateables.  Es una agenda en reconstrucción.(vmsamano@yahoo.com.mx)
 

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