Asimetrías de poder, muros y twitter: nacionalismos, liderazgos y resistencia

 Escala Crítica/Columna diaria

*El desafío para saltar los muros mentales; el poder no es eterno
* Dostoyevsky en México, la dignidad: humillados y ofendidos
* Los actores públicos, Peña, nacionalismo resurrecto, oportunismo
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
EL EQUIPO de Enrique Peña Nieto juega en varios tableros. El futuro del Presidente mexicano, pero sobre todo el del PRI, depende de los resultados con factores fuera de su control. La sucesión pasa por la agenda estadounidense. También lo que suceda en este primer semestre del año determinará con qué cartas y alianzas participarán los gobernadores y el resto de los partidos. 

Serán cuatro años, si no hay imprevistos. Una eternidad duró la primera semana de Donald Trump como Presidente de EEUU. Se la dedicó a México y dispara con twitter un muro envenenado de cerrazón. El gigante del norte ceba sus complejos con su vecino del sur (no lo hizo con Canadá), porque piensa que es pan comido y dará al mundo una imagen de fiereza unilateral. Mostrar músculo disuade a  competidores geopolíticos. Como primera estrategia de Trump, su ataque contra México es previsible: lo anunció desde la campaña electoral por la presidencia. Una mentalidad cerrada se amuralla. 
Pocos políticos le creyeron, arguyendo que una cosa es el candidato y otra el gobernante. Eso también lo consideramos en este espacio. Observamos que el aprendizaje es lento, esperemos que no sea tan costoso. Ahora, Trump firmó el decreto para alzar el muro y no hay marcha atrás. 
El millonario hecho Presidente quiere que paguemos su muro con 1) aranceles más altos a los productos mexicanos que se exportan a EEUU, 2) descuentos en las remesas que anualmente envían trabajadores migrantes a sus familiares, 3) retiro del apoyo financiero, militar y policial estadounidense a sus pares mexicanos. Todo por el mismo boleto. 
Sometido a la andanada de Trump, el presidente Enrique Peña se vio arropado por pronunciamientos de apoyo que expresan un nacionalismo sorpresivo y saludable. Hay, por supuesto, también superficialidades oportunistas. La relación bilateral (es un decir) se ha tensado como no se recuerda en la historia contemporánea. El gobierno de México busca esquivar el ultimátum del muro con cargo al erario nacional. El problema es que no se puede negociar un ultimátum, sino acatarlo y humillarse políticamente, o rechazarlo y asumir costos graves, por la asimetría de poder entre EEUU y México, amén del tosco carácter de Trump. Los platos rotos son varios y esto comienza. 
EL EQUIPO PASMADO 
LA UNIDAD SALUDABLE
 
LA IRRUPCIÓN de Trump en el escenario ha tenido un efecto significativo en México: unió a diferentes actores públicos en torno a un desdibujado Peña Nieto, quien confió en su equipo diplomático y topó con pared. El recién estrenado canciller Videgaray llegó a Washington y fue recibido con gélido anuncio: “el muro se hace y se paga con dinero mexicano”. Ninguna negociación en perspectiva. 
El equipo de Videgaray agotó la vía diplomática, pero en política el tiempo es dignidad. Trump midió el jueves 26 por la mañana que México no estaba para muros y declaró en twitter que, si no aceptaba el muro y sus condiciones, sería mejor no realizar la reunión pactada. Con ese portazo en la cara, horas más tarde Peña anunció, también por twitter, que no asistiría. Ya era tarde. El titubeo resta dignidad. Videgaray siguió en Washington. ¿Por qué si no hay agenda pública en el horizonte inmediato? Trump y Peña, se anunció, hablaron por teléfono y acordaron no declarar más en público sobre el muro. Ley tardía del silencio. Pero, ¿usted le cree a un personaje inestable?      
Sobre la unidad en torno al gobierno mexicano, no hay que regatearla. Es positiva frente al embate del exterior. No es casualidad que hombres públicos tan dispares como López Obrador, Carlos Slim, Manlio Fabio Beltrones y Vicente Fox, hayan tendido la mano a Peña en un momento crítico de golpes directos contra la soberanía nacional. 
“Se puede negociar todo, menos la dignidad”, expresó  Beltrones; “Esta unidad nacional es la más sorprendente que he visto”, sostuvo el multimillonario Slim. “El presidente Peña tiene el respaldo de Morena contra Trump”, afirmó López Obrador. “Ya te la ganamos los mexicanos, Trump”, festejó Fox. Pueden discutirse los matices en las expresiones. Ahora atendamos para ver si se concretan en hechos que recuperen la soberanía.
La política tiene escenarios imprevisibles, como el aquí bosquejado. Apuntemos una lectura político/social que debe estar presente en el debate público nacional: es obvio que el presidente Peña y su equipo son arropados ante Trump, pero no tienen carta blanca para acciones de política interior. No es el mismo escenario ni, por tanto, el mismo ánimo social. 
En Los Pinos no deben confundir el árbol Trump con el bosque de la agenda nacional.          
EL GRANDOTE DE LA CUADRA
PARADOJAS de la historia. Trump puso en marcha el nacionalismo gringo y despertó el nacionalismo mexicano. Duelo de identidades con asimetría de poder. Si la política del siglo XXI retorna al siglo XIX, habría que releer el proyecto liberal/juarista de Nación. Esa tarea ya la realizó AMLO, que lleva delantera en un discurso de cohesión nacionalista; hay un tímido intento en sectores priistas diezmados por el neoliberalismo y la tecnocracia. En las otras izquierdas y otras derechas hay un debate por realizar. La dignidad de un pueblo ante los acosos de otro, siempre es aliciente político de unidad y deber ético.
Pero no todo es nacionalismo: hay aspectos financieros y técnicos de las relaciones políticas y comerciales entre ambos países, que deben resolverse con  capacidad estratégica en la diversificación de opciones geopolíticas. México tiene que practicar la interdependencia global, no la dependencia bilateral que campea frente al gigante del norte. Lo mismo debería ser en lo interno, donde las regiones de México tienen que recuperar o fundar su iniciativa. Trump quiere lucirse a costa de su vecino del sur: es la opción más sencilla que encontró en su camino para afianzarse en el poder recién estrenado. Debemos estar listos para resistir; ¿lo soportarán los norteamericanos que pierden mucho más que nosotros en esta apuesta? 
Por lo pronto, Peña canceló un viaje con agenda dinamitada de antemano por el abusivo de la cuadra. Los políticos deben dejar de mirar solo al norte y arriba. También hay sur y abajo.
Lo dicho al inicio, el factor Trump está jugando en la sucesión mexicana. (vmsamano@yahoo.com.mx)            
 

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