Arrancó el PRI otra refundación más; va en crisis a su asamblea de agosto

 Escala Crítica/Columna diaria

*Abajo en las encuestas y con un Presidencia disminuida
* Definirán método de candidato,  pero también su programa
* En 2013 abrieron la puerta al cambio en petróleo y electricidad
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
ES EL HOMBRE y su circunstancia, dijo Ortega y Gasset. Es el PRI y su circunstancia, anotamos. No son los mejores escenarios. Una encuesta atribuida a la Presidencia de la República (La Jornada, 23 de marzo) refería que el tricolor estaba ubicado en un tercer lugar de las intenciones del voto a nivel nacional, en tanto que Morena se colocaba en primer sitio y el PAN en segundo. En las elecciones del 2018, el PRI “con posibilidades de hundirse al cuarto en caso de que surgiera un candidato independiente con fuerza” (Arturo Cano).

Otro elemento de preocupación es la percepción ciudadana respecto a Peña Nieto quien, de acuerdo al diario Reforma (enero 2017), a raíz del llamado “mega gasolinazo” se colocó en el más alto nivel de desaprobación: un 86 % de rechazo. Esta misma ola colocó a Morena, el partido de López Obrador, en el primer escalón de aceptación. Nada está decidido, pero…
 
LA REBELIÓN DE LA REALIDAD
CONTRA la liberación de las gasolinas se pronunciaron en el PRI los ex gobernadores Patricio Martínez (Chihuahua),  Yvonne Ortega (Yucatán) y  Ulises Ruiz (Oaxaca), así como los gobernadores en funciones Aristóteles Sandoval (Jalisco) y Claudia Pavlovich (Sonora). La presión popular obligó al dirigente tricolor Enrique Ochoa a pedir públicamente que se frenara el aumento a los combustibles previsto para febrero. 
Recordemos que hubo saqueos, enfrentamientos, detenciones. Ante los costos políticos, el gobierno federal se obligó a modificar el calendario de incrementos. Pero las dificultades económicas no se han ido.
En ese contexto, el PRI publicó su convocatoria para una asamblea nacional ordinaria -la número 22- que realizará el 12 de agosto. En los hechos ya comenzaron los trabajos con sus “asambleas deliberativas”. Se afirma que los trabajos serán “abiertos a la ciudadanía, a la crítica y la autocrítica”.
Aunque el interés periodístico estará dirigido a los “criterios de selección” de su candidato a la Presidencia –primero tienen que esperar los resultados de Edomex-,  resulta relevante lo que suceda con sus documentos básicos, porque es donde se definiría lo que puede calificarse como el proyecto de Nación. 
En este siglo el PRI ha realizado cinco asambleas nacionales ordinarias y una extraordinaria. No tienen una periodicidad establecida y obedecen más bien a necesidades de los grupos dominantes.
Así, por ejemplo, la asamblea número 18 se realizó en noviembre del 2001, siendo dirigente Dulce María Sauri Riancho, poco más de un año de la gran derrota del año 2000; la número 19 fue en marzo del 2005 previo a las competidas elecciones presidenciales, con Roberto Madrazo como jefe tricolor; transcurrieron luego dos años –y otro amargo fracaso que los envió al tercer sitio electoral-  para que en 2007 ocurriera una asamblea nacional extraordinaria, bajo la presidencia de Mariano Palacios Alcocer.
 
ADIÓS A LAS PARAESTATALES
 
LA SIGUIENTE asamblea nacional ordinaria -la número 20-, se realizó en agosto del 2008, con Beatriz Paredes a la cabeza de un partido en recomposición. Tuvieron que transcurrir unos cinco años para que en 2013 se concretara la asamblea 21, ya con César Camacho como dirigente.
Esta última -el PRI de regreso al poder y Peña Nieto como Presidente -, fue utilizada para adecuar sus documentos básicos a las llamadas reformas estructurales. Este partido se ajustó al proyecto presidencial y no a la inversa. Atrás quedó el partido de las paraestatales y la economía mixta con preponderancia de estatal.
Así, por ejemplo, eliminó “candados” al IVA en alimentos y medicinas. En su artículo 154 se leía: “El PRI defiende la economía popular y no aceptará la aplicación del IVA en alimentos y medicinas“. 
El cambio resultó más que notable, puesto que en el nuevo texto vigente a partir de marzo del 2013 –esto es después de las campañas presidenciales- se estableció: “El PRI defiende la economía popular y apoyar con todo vigor a los productores agropecuarios de nuestra nación para garantizar la soberanía alimentaria, a partir de la implementación, supervisión y mejoramiento permanente de un nuevo modelo de producción alimentaria”. No era prudente ya el rechazo al IVA en alimentos y medicinas; había que dejar la puerta abierta. 
Pero también en su Artículo 300 se anotaba que : “es necesario mantener la propiedad, la dirección, el control y el usufructo del Estado en Pemex, CFE y LyFC y transformarlas en empresas paraestatales modernas, para lo cual es indispensable fortalecerlas, innovarlas y actualizar sus marcos legales para que prosiga su aporte al desarrollo del país”.
Con el nuevo régimen la visión cambió, de manera que los 4 mil delegados aprobaron una modificación sustancial en el citado artículo. Aunque se mantuvo la mención “la propiedad y rectoría sobre los hidrocarburos y otras fuentes energéticas por parte del Estado y que sea éste el garante del desarrollo nacional”, se añadió el verdadero objetivo: “diseñar mecanismos para favorecer una mayor participación del sector privado en la generación de energía”.
EL PETRÓLEO QUE FUE
Otro aspecto crucial del proyecto priista se puede leer en lo que establecía el artículo 302 de sus estatutos: “rechazamos cualquier procedimiento que pretenda de manera subrepticia ceder la planeación y operación de las actividades propias de Pemex, el control de su mercado y el usufructo de la renta petrolera”.
Como tal principio no era compatible con la Reforma Energética se adecuó el documento rector del priismo para puntualizar la necesidad de que Pemex “incremente su productividad, amplíe su participación en los mercados”, pero ya sin la limitante de rechazar la entrega a terceros de “la planeación y operación” de la industria petrolera. La reforma abrió la exploración y explotación al capital privado.
Resulta aventurado adelantar hacia dónde se moverán las fuerzas internas del tricolor en su próxima asamblea. Aunque los críticos del priismo dan por hecho que se impondrá la disciplina y los acuerdos cupulares, no parece tan fácil. El eje de ese partido dejó de ser el Presidente la República; tiene un disminuido poder en esta etapa decisiva. Tampoco sus gobernadores pueden asegurar el control de las entidades que gobiernan. Actualmente tiene 15 gubernaturas y es oposición en 17 entidades. Sus alianzas apenas están en construcción. (vmsamano@yahoo.com.mx)
 

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