Las venas abiertas de Venezuela: cancelación de libertades y resistencia civil

 Escala Crítica/Columna diaria

 
* La descomposición: Maduro disuelve el Congreso y desconoce a la OEA
* Apoyo militar: la carta fuerte de Maduro; un golpismo amenazante  
* Necesidades y libertades, en caída libre; eso no es socialismo ni democracia    
Víctor M. Sámano Labastida
Como espejo de la política latinoamericana, en la que México puede verse reflejado, Venezuela es un horror: la cancelación de libertades deviene ruptura con la democracia. La imagen de una mujer frente a un tanque militar es un símbolo del autoritarismo que exhibe Nicolás Maduro, Presidente nominal y tirano de facto. Siempre, la prohibición de derechos civiles en un país es el antecedente inmediato a la instauración de una tiranía. Eso es lo dramático del caso venezolano.

LA ESCALADA DEL BIG BROTHER
Ya escaseaban víveres en Venezuela, con un desabasto brutal que trajo una inflación de 800% en semanas. Necesidad obliga: las calles se llenaron de manifestantes y las protestas crecieron ante la cerrazón para dialogar. Faltaba la represión, que llegó para los opositores, puntual y quirúrgica; en cambio, los seguidores de Maduro se inquietaron sólo por el sol y la lluvia.       
El maestro político de Maduro, el finado Hugo Chávez, llegó a cancelar transmisiones a un canal de televisión, pero no alcanzó las cimas autoritarias del discípulo: disolver el Congreso (Asamblea Nacional, AN) para que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ, equivalente de la Suprema Corte) le garantice la aprobación de empresas mixtas que explotarán hidrocarburos en Venezuela. En sentido estricto, el TSJ (el Poder Judicial, subordinado a Maduro) asumió desde el 30 de marzo las competencias del Congreso/AN (Poder Legislativo, con mayoría opositora a Maduro), en lo que se ha denominado “un autogolpe de estado perpetrado con ropajes de legalidad”. En pocas palabras: Maduro, antes que  enfrentar políticamente a la mayoría opositora en la Asamblea Nacional, se refugió en el Tribunal Supremo de Justicia para seguir en el control de las acciones estratégicas que le interesan. ¿Por qué el TSJ le siguió el juego a Maduro? El cuestionado Presidente, de pedigrí militar (como el Comandante Chávez) controla al ejército venezolano, y eso es fuerza suficiente para mandar. Por ahora.                                
LA TENTACIÓN AUTORITARIA: CALLES Y CURULES
La represión de Maduro ha llegado a zonas residenciales de Venezuela, como si en México se lanzara al ejército contra Las Lomas, El Pedregal o Polanco. Muchos de los aliados empresariales de Maduro se han visto en la tesitura de avalar las protestas civiles, porque la represión invadió esferas privadas impensables. Es un aspecto complejo: los actores sociales de alcurnia, se radicalizan contra un régimen sólo cuando pierden bienestar y no ven otra salida. Mientras tanto, las capas bajas y medias de la población venezolana han soportado los heridos, muertos y desaparecidos, en una lucha que parece sin reversa, aunque Maduro mantiene el control del ejército.
En el plano legal, vale la pena ver con detalle lo que ocurrió para que Maduro se pasara de verde: desde 2016, según el Tribunal Supremo de Justicia, la Asamblea Nacional estaba en “franco desacato”. ¿En torno a qué? A la interpretación de una ley para regular empresas mixtas (públicas y privadas) para la extracción de hidrocarburos en Venezuela. Para la AN, el Maduro presidente no puede establecer en solitario un plan mixto de explotación de recursos energéticos. Para Maduro, la AN es un estorbo. Así que terció a la mala el Poder Judicial, para el autogolpe de estado. En la sentencia del 30 de marzo, el TSJ expuso: “Mientras persista la situación de desacato y de invalidez de las actuaciones de la Asamblea Nacional, esta Sala Constitucional garantizará que las competencias parlamentarias sean ejercidas directamente por esta Sala o por el órgano que ella disponga, para velar por el Estado de Derecho”. Sin rubor, el TSJ menciona el Estado de Derecho, pero no tiene sentido: la sentencia en la práctica desaparece las atribuciones del Poder Legislativo, que no debería ser regulado por otro poder, el Judicial, que se subordinó al poder presidencial. ¿Qué decía la ley sobre empresas mixtas en Venezuela? Establece que “se requerirá la aprobación de la Asamblea Nacional, a cuyo efecto el Ejecutivo deberá informarla de todas las circunstancias y condiciones pertinentes, incluidas las ventajas especiales previstas a favor de la República”. Maduro quiso saltarse la aprobación de la AN, porque no la iba a obtener. En la ley de Hidrocarburos se indica que “El Parlamento (AN) podrá modificar las condiciones propuestas (por el Ejecutivo) o establecer las que considere convenientes, y que cualquier cambio posterior también deberá ser sometido a la evaluación de la Cámara”. Eso es lo que Maduro se saltó constitucionalmente, con la intervención del TSJ a su favor.
Luego, con la Organización de Estados Americanos (OEA) atenta al desaguisado jurídico, y escandalizada por el autoritarismo con ropajes jurídicos, Maduro optó por desconocer a esa instancia internacional.           
Sin democracia interna, con el principal líder opositor en la cárcel (Leopoldo López, quien por 39 días no tuvo contacto con su abogado), sin poder soportar el escrutinio internacional, con violencia represora en las calles, Venezuela recorre una película tristemente conocida. Un turbio espejo, que nadie necesita, pero del cual todos los países pueden aprender. (vmsamano@yahoo.com.mx)            
 

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