Palabras y hechos: frente al falso discurso, la población quiere hechos, exige cambios

Escala Crítica/ Diario Presente, Ventanasur, Horay20Noticias, Avance

* Proyecto de Nación y comunicación: marketing contra realidad       

* Poder de las palabras: propaganda y construcción social

*Berlusconi, Bolsonaro, Peña Nieto: éxito electoral efímero

Víctor M. Sámano Labastida

NOVIEMBRE 28 DE 2024.-FRASE RECURRENTE de la presidenta Claudia Sheinbaum: “lo que no se nombra, no existe”. Esta idea, correcta en cuanto a la dignidad que adquiere lo nombrado (visibilidad social), es punto de partida para una reflexión sobre palabras y hechos en política. Como dijo el clásico: son los hechos los que hablan. Así debe ser en el país y en Tabasco también en temas tan complejos como la seguridad y por la paz.

Un proyecto de Nación debe tener a su alrededor un plan de comunicación, pero no debe ser sólo un plan de comunicación. Los hechos otorgan fundamento a las palabras. La modernidad política, en cambio, actúa en sentido contrario: las palabras quieren fundamentar los hechos, sustituirlos.

Para quienes ejercen el poder y para quienes aspiran a obtenerlo en buena lid, la conexión ética entre palabras y hechos es irrenunciable. Afirmó Albert Camus que el principio de la libertad es no mentir. De la misma manera, el italiano Leonardo da Vinci apuntó que las cosas humildes adquieren dignidad con la verdad: “es de tanto desprecio la mentira que si con ella se hablase bien de las cosas de Dios, restaría gracia a su deidad, y es de tanta excelencia la verdad, que si con ella se alaban cosas mínimas, éstas se tornan nobles”. Con siglos de por medio, ¿la verdad sigue siendo el principal sostén comunitario?  La verdad, de todas formas, es lo que da valor; la mentira, lo disminuye.

LO QUE EL MARKETING SE LLEVÓ   

NO SE DEBE confundir la acción política con la acción publicitaria y mediática. No se cumplen las mismas funciones: la acción política apela a la solución concreta de problemas sociales. La acción publicitaria y mediática difunde con perfiles persuasivos determinados hechos. ¿Qué ocurre cuándo un partido político se ciñe al marketing, olvida territorio y realidad social? En el mejor de los casos, puede tener éxito electoral efímero (Peña Nieto 2012) pero no aparece el proyecto de Nación sustentado en hechos. Esto ocurrió con Yair Bolsonaro (Brasil 2019) y –en arco de tiempo más amplio- Silvio Berlusconi en Italia (2001-2011). ¿Y el caso Donald Trump 2016, que retornó recargado a Estados Unidos para un nuevo mandato 2024? Está por verse cuál es –no con palabras, sino con hechos- el fondo de la frase “Make America Great Again”, “Haz a América grande otra vez”. 

De lo anterior se desprende una pregunta de contexto histórico para el México de hoy: ¿Hubo proyecto de Nación en el panismo que sustituyó al PRI en el poder político federal? Los fracasos panistas de Vicente Fox 2000 o Felipe Calderón 2006 pueden tener razones diferentes. En el caso de Fox, la legitimidad democrática era evidente y eso se perdió de manera irremediable en los dos primeros años, cuando fue claro que el gatopardismo se instaló como modelo de gobierno. Simular el cambio.

En el caso de Calderón, su legitimidad democrática estuvo en entredicho y, para colmo, recurrió a una acción militar desesperada que cimbró al país. Como elemento crucial de publicidad para su acción, Calderón vistió el uniforme militar. Fue la primera vez en la historia que un mandatario civil en México apareció con ‘traje’ verde olivo.          

SE ACABARON LAS PALABRAS Y ME SOBRAN  

MAQUIAVELO ESCRIBIÓ: “Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos”. En esa ambigüedad entre apariencia y ser encontramos lo más nocivo de la política como actividad humana. AMLO se refería con frecuencia al noble oficio de la política. Hablaba desde el empecinamiento por el trabajo con camisa remangada. Lamentablemente, la experiencia ciudadana con la clase política es rica en desencantos.                   

Hay políticos que piensan que es suficiente el discurso para gobernar. Apuestan por prescindir de referentes externos para la convivencia social. Quisieran que la publicidad resolviera problemas. También, hay políticos que quisieran que las percepciones se impusieran en definitiva a la realidad. Repetir para suplantar. En otra Escala se citaba al lingüista John Austin (1955), quien mostró que se pueden hacer cosas con las palabras, ya que moldean las percepciones si no se procede a la verificación en el plano real. Por ejemplo, prometer para no cumplir (acto clásico en política) es hacer algo con las palabras. Desde esta perspectiva, las palabras hacen cosas no recomendables, sin ética. El ministro nazi de Propaganda, Joseph Gobbels, lo sabía: “de vez en cuando las palabras deben servir para ocultar los hechos”. El problema es que pronto, desde la perspectiva del poder, ‘de vez en cuando’ se convierte en pan de todos los días. Así perdió legitimidad el régimen neoliberal PRI-PAN (1982-2018).      

NARRATIVA, ÉTICA Y REALIDAD  

LA AGENDA y el discurso político en México necesitan veracidad como fundamento. La libertad de la que habla Camus: no mentir. ‘Lo que se nombra’ debe ser veraz en primer término, para que exista sin engaños sociales. La presidenta Sheinbaum predica con el ejemplo. Debe perseverar, a pesar de los obstáculos internos y externos.

La política moderna, nutrida de marketing, perfila repeticiones con mentiras y medias verdades que vulneran el pacto social. El lenguaje político no es sólo forma: es fondo, pues remite a hechos. Ética del lenguaje: correspondencia entre palabras y hechos. Verificar esa correspondencia es tarea periodística y ciudadana. También es tarea política: si de cambio de régimen se trata.

(vmsamano@hotmail.com)

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