SE IMPUSO LA COSTUMBRE: SALARIOS AL MÍNIMO, MERCADO DE EMPROBRECIDOS

 Escala Crítica/Columna diaria

*Sólo cuatro pesos diarios el aumento; poder adquisitivo en picada
*Carlos Slim coincide con las izquierdas: recuperar el mercado interno
*Oaxaca y Veracruz, dos entidades al borde del colapso; deudas y saqueo
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
AUNQUE parecía que se impondría la lógica de la previsión, la mayoría de los integrantes de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos –gobierno, empresarios, líderes sindicales- prefirieron repetir la dosis: el tope mínimo salarial apenas será incrementado en cuatro pesos diarios durante el 2017. Contra la propuesta del sindicato patronal Coparmex de elevar el ingreso básico del trabajador a 89 pesos con 35 centavos, se impuso la decisión de sólo colocarlo en 80 pesos.

Ayer le comenté en este espacio que el panorama para los próximos meses no es de optimismo para el mercado nacional y para los empresarios en general, mucho menos para los trabajadores: se prevé una caída en picada del poder adquisitivo. Se tiene menos dinero, se compra menos. A un sector empresarial esto no le preocupaba porque producían para el extranjero, y el mercado más grande lo tenemos al lado: Estados Unidos. La llegada de Donald Trump anuncia un proteccionismo a ultranza: frenará las inversiones de su país a México y pondrá mayores obstáculos a las exportaciones mexicanas.
Hasta uno de los empresarios más influyentes de México y América Latina, el señor Carlos Slim, afirmó que se debería aprovechar la coyuntura de la cerrazón anunciada por Trump para promover el mercado interno como motor de la economía. 
 
PRIMERO LOS RICOS
AUNQUE A LOS EMPRESARIOS ya no les alcanza el salario mínimo, como escribí en la víspera, persisten en el viejo esquema: ordeñar a la escuálida vaca de la economía mexicana. Tenemos un pobre mercado interno y vamos por menos.
El dirigente nacional de la Confederación Patronal de República Mexicana (Coparmex), Gustavo de Hoyos Walther, había anunciado que los 33 mil socios de esa agrupación estuvieron de acuerdo en proponer que el salario mínimo tuviese un aumento progresivo para pasar de 73 pesos a 89.35 a finales del 2017. El argumento era sencillo y sólido: los salarios mínimos referenciales tendrían que ubicarse ligeramente por encima de la inflación esperada (que es 3.5 por ciento para 2017) para no perder poder adquisitivo.
Aunque no existe un acuerdo en torno al salario mínimo deseable, la Coparmex tomó como bases la “línea de bienestar” elemental establecida por Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). El organismo empresarial sugirió que se aplicara un alza de 4 por ciento inmediata y aplicable a todos los salarios, y posteriormente un aumento “nominal” – entre abril y mayo próximos-, para que se recuperara en algo el poder de compra.
Dijo el empresario Gustavo de Hoyos: “Para hacer frente al reto de la pobreza empecemos por alinear a las remuneraciones de la economía formal con la línea del bienestar, ésta es una exigencia básica para un sistema de economía de mercado con responsabilidad social”.
La perspectiva de la cúpula más del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) está en otro nivel. Aunque muchas veces el conservadurismo pueda resultar suicida. No han tomado nota de los efectos en el crecimiento de la economía y la inversión interna, por las nuevas políticas estadounidenses.
Como le decía, los integrantes de la Comisión tripartita desoyeron las voces que advierten que el salario mínimo de los mexicanos es el más bajo entre los 34 países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). El aumento será de sólo cuatro pesos diarios.
 
NO VENDE, NO PAGA
DESDE hace varias décadas la batalla de las izquierdas, identificadas con el sindicalismo, ha sido en favor de un salario remunerador. Por lo menos hasta los años setentas y durante las primera mitad del siglo pasado, hubo un crecimiento favorable para la economía y el trabajador (y para el empresario). 
En este sentido, el multimillonario Carlos Slim sostuvo ayer que nuestro país debería aprovechar el desafío planteado por Donald Trump y su equipo para volver a nuestro mercado interno. En esta ruta coincide ahora con los planteamientos de partidos como el PRD y Morena.
Dijo Slim: “Es una oportunidad para volvernos de nuevo al mercado interno, revisar la economía interna, que durante 50 años, hasta antes de la crisis de la deuda de los años 80 (del siglo pasado), logró crecimientos de seis por ciento anual”, en un foro empresarial.
Recordó que después de la crisis de la deuda, cuando los gobiernos del país decidieron orientar la economía hacia el sector externo, el país ha crecido en tasas del dos por ciento anual (o menos), “que son insuficientes y por eso hay tanta migración porque no hemos atendido la economía interna en 30 años".
También, habría que agregar, el poder adquisitivo ha disminuido peligrosamente. Los viejos marxistas decían que en los precios del mercado se prolongaba la explotación al trabajo. 
Diversos estudios de la Universidad Nacional documentan la pérdida del poder adquisitivo en México, que traducido a términos sociales implica el aumento de los pobres y la pobreza. La Facultad de Economía ha estimado hasta en un 80 por ciento la caída del poder de compra del trabajador respecto a la canasta básica. Dicho en otras palabras: actualmente se compra con cien pesos lo que a finales de los ochenta se adquiría con veinte pesos.
Así, señalan, México es una fábrica de pobres. Y la economía en general van en camino de empobrecer porque ya no puede confiar en su principal mercado externo.
Alicia Bárcenas, de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), puso como ejemplo de lo que México debe hacer lo sucedido en Uruguay, donde en cinco años y con políticas adecuadas, recuperaron el poder adquisitivo; algo similar sucedió en Brasil, aunque allí tomó ocho años hacerlo. ¿Y México?, cerca de Estado Unidos y con un bloqueo en su futuro. 
AL MARGEN
AYER Tomaron posesión dos nuevos gobernantes: Miguel Ángel Yunes Linares, en Veracruz, y Alejandro Murat Hinojosa en Oaxaca. En el primer caso, llega al poder un político bajo la bandera de una alianza PAN-PRD y en un estado en el que por vez primera es derrotado el PRI; en el segundo caso ocurre lo contrario, después de una breve alternancia, cuando por primera vez una coalición PAN-PRD-Convergencia derrotó al PRI y llevó al poder a Gabino Cué, ahora el tricolor retorna al gobierno.
Tanto en Veracruz como en Oaxaca los nuevos gobernantes se quejan de recibir administraciones en desastre. 
En Veracruz, Yunes Linares calcula en más de cien mil millones de pesos el quebranto a las finanzas públicas. En las dos entidades, Veracruz y Oaxaca, existe el riesgo de la ingobernabilidad. Un fin de año difícil. (vmsamano@yahoo.com.mx)
 

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