Fallos republicanos: políticas públicas sin consenso real, tiempos y medios

 Escala Crítica/Columna diaria

* Del “yo por qué” al “¿qué hubieran hecho ustedes?”
* Viento del norte; un país a la deriva y sin gasolina 
* Cuestión central: tejer consensos reales, no artificiales 
 
Víctor M. Sámano Labastida  
 
LA PRISA por arreglar algo puede estropearlo más. En política, el manejo de los tiempos es fundamental. Una información significativa sobre acciones gubernamentales, más el consenso social requerido, deben gestarse a fuego lento: como guiso a la olla, no en horno de microondas. Las prisas, matan y delatan. Así ha sucedido con el Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar (AFEPEF, ufff), promovido por el gobierno federal en 13 horas de redacción y 2 horas de lectura para los firmantes.

 
La Coparmex, que no firmó, ya elaboró una propuesta de 7 puntos (entre ellos, reducción de impuestos al combustible y más transparencia del gasto gubernamental) que no ha tenido eco en los medios. ¿Por qué?, quizás haya temor de enfurecer al gobierno desairado en primera instancia.   
El equipo de Los Pinos tiene un déficit triple: de confianza, de autoridad y de gobernabilidad. Eso lo reconocen en reuniones de gabinete y está en las encuestas. Hay un colapso de confianza por la República sin timón. La ausencia de liderazgo de Peña resulta evidente en el quinto año de su gobierno. Un termómetro del “humor social” fueron las elecciones del 2016 en 12 estados; otra medición –más preocupante para el poder- son las manifestaciones actuales.
¿Qué hubieran hecho ustedes? Preguntó en cadena nacional, y hay que remontarse a Vicente Fox y su ¿por qué yo?, para encontrar una declaración presidencial más desafortunada (sin olvidar aquello de “joder a México”). Torpeza mayúscula de conducción política. El ejercicio del poder republicano no es titubeo y escapismo, mucho menos reproche a ciudadanos que no lo ejercen o que ejercen su poder por otros medios. En política no se contesta con una pregunta a una pregunta que ya flota en la opinión pública. El escapismo de Peña es desconfianza multiplicada.       
LA REPÚBLICA Y EL TIGRE DEL NORTE  
 
LOS TIEMPOS se han complicado más en enero (y febrero loco), para colmo, pues Donald Trump toma posesión como Presidente de Estados Unidos el viernes 20 y ya cargó sus armas contra México: “Habrá muro, lo pagará México, de manera directa o indirecta. Y habrá renegociación comercial, con nuevos impuestos para las empresas de Estados Unidos que insistan en trasladarse a México”. 
Trump insiste en que Estados Unidos será grande otra vez, como si alguna vez hubiese sido pequeño y ahora pudiera crecer a costa de su vapuleado vecino. Y se lanzó con desparpajo: “Los políticos mexicanos son inteligentes. Me caen muy bien. Ojalá nuestros políticos fueran tan inteligentes como ellos, que se han aprovechado de nuestro país”. No es la versión que tenemos de la historia mexicana reciente, pero se entiende el anuncio: no más facilidades comerciales para México, si en las manos de Trump queda. Está todo tan claro, que Peña tuvo que responder: “Si hay renegociación del Tratado, será completa”. Los aranceles no los pone un solo país.
Mientras tanto, el peso resintió la primera conferencia de Trump como presidente electo: se cotizó a 22.30 por dólar, su techo máximo histórico después de la conversión a nuevos pesos en 1993. Hay que abrocharse los cinturones, porque  un atribulado José Antonio Meade, titular de Hacienda, declaró que “se prevé un año difícil por el escenario económico pesimista, lo que puede ahuyentar inversiones”. Como si el ambiente económico hubiera cambiado porque sí, sin la ayuda del gasolinazo y lo que viene en febrero (8% más de aumento). 
Entre las prisas, las pausas y los planes mal concebidos y peor ejecutados al obviar consensos, la República se sacude y el río revuelto es ganancia del ciudadano harto, belicoso e inconsciente, junto con la mano negra del crimen organizado (Tamaulipas, Veracruz, Nuevo León) y otras manos negras del robo institucionalizado. Eso sí: un documento atribuido a la policía cibernética (Comisión Nacional de Seguridad, CNS) y que circuló en diversos medios, donde se acusaba a varios políticos (entre ellos a López Obrador) de “propiciar una conspiración en redes sociales, para protestar y saquear”, resultó falso. Renato Sales, director de la CNS, a pregunta expresa, respondió al periodista Carlos Puig: “Ni lo pedí, ni lo hice, ni lo avalo”. Hay demasiados cabos sueltos en nuestro país. Pero la cuestión no debería acabar ahí. No basta decir yo no fui: tendría que investigarse de qué oficina salió ese documento envenado. Para eso sirve la inteligencia en seguridad.                 
LAS HORAS BAJAS DE LA DEMOCRACIA
MUCHAS cosas han sucedido en cuestión de días, como si el gasolinazo estuviera por mucho tiempo en lo secreto. No fue así ni de cerca. En el presupuesto del gobierno federal se anunció con año y medio de anticipación, aunque luego la realidad se torció porque no se siguió un plan proyectado de aumento gradual. La llamada liberación de precios estaba prevista para 2018 y en la asignación de recursos a los estados una fuente de ingresos era precisamente las gasolinas. De cualquier modo, se anunció con suficiente tiempo. 
¿Cuál fue el problema? Que no se discutieron en la opinión pública los posibles efectos del gasolinazo, ni medidas de protección social, como era indispensable. Un plan emergente, se dijo aquí una y otra vez. Dela misma formas faltó lo elemental: ejercer el federalismo y tomar en cuenta a los gobernadores. Visto el bajo perfil mediático de este tema, se trató de un error grave de comunicación y periodístico, con honrosas excepciones. Transcurrió 2016 con otra agenda, explosiva y cortoplacista, electoral y de seguridad, que nubló el tema del gasolinazo. 
Ni los políticos de oposición, ni los medios independientes, pusieron suficiente énfasis en los efectos de una medida de esta magnitud. Es la hipótesis de Héctor Aguilar Camín (Milenio, 11 de enero) para reprochar a nuestra democracia republicana una minoría de edad. Hay que revisar hemerotecas y archivos digitales. Como siempre, más vale argumentar y proponer, no descalificar y jugar con fuego de rumor.
AL MARGEN
AHORA resulta que el presidente Peña Nieto afirma que “se secó la gallina de los huevos de oro”. Es como si pasáramos de los “gasolinazos” a los “gallinazos”.  (vmsamano@yahoo.com.mx)                 
 

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