Saldos electorales y futuro democrático: identidad política en tiempo de alianzas

Escala Crítica/Ventanasur, Diario Presente, Horay20noticias, Avance

* Morena 2024: apuesta ganadora, por cambio de régimen y plan C    

* Alianza PRI-PAN-PRD: desfondados, pasado de incoherencias

* Identidad sin consistencia y sin raíces sociales, ni con marketing

Víctor M. Sámano Labastida

REALIZADAS las elecciones federales 2024, una reconfiguración de identidades políticas es central para el futuro democrático de México. Los saldos electorales fueron desequilibrados y –tarea de los derrotados en las urnas- hay que indagar por qué.

Una primera respuesta se presentó con encuestas de salida la noche del 2 de junio, vía pregunta “¿en qué momento decidiste tu voto?”, con datos reveladores: “7 de cada 10 ciudadanos decidieron su voto mucho tiempo antes, en 2023 o 2022. Para ellos, las campañas no importaron mucho. No prestaron atención al marketing político. Estaban seguros de votar en dirección 4T y plan C”. (Roy Campos, Consulta Mitofsky, 24/7/2024).

Esto cuadra con lo que Rodrigo Galván (De las Heras Demotecnia) comentó antes de la elección: “Morena y aliados tienen de su lado la aprobación presidencial: 7 de cada 10 mexicanos. La oposición tendrá que rascar votos en el 30 por ciento restante”.        

¿Explicación posible del “7 de 10”? Ruta 4T: 20 reformas anunciadas, resonancia de conferencias presidenciales, consistencia de programas sociales, voluntad de cambio de régimen. ¿Qué había del otro lado? Oposición desarticulada y confusa, apelando a un pasado que no funcionó para el ciudadano y sus bolsillos. Cuando la política se refleja en la economía familiar de los que menos tienen y que son más.

¿QUIÉN SOY?

LA IDENTIDAD POLÍTICA es asunto complejo. Si hablamos de identidad político-partidista, ésta depende de su coherencia ideológica en el tiempo y de la flexibilidad para adaptarse a nuevos escenarios. Morena tiene ese reto de coherencia, ahora que ha ganado prácticamente todo. El marketing, con ‘sabios’ asesores, se apropia del discurso partidista con mensajes incoherentes y rijosos. Construcción artificial de identidad. Sólo por la desinformación del votante, puede haber efectividad en las urnas. Ocurrió (y puede volver a ocurrir) con Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil. “Identidad caótica”, señalaban opositores declarados de AMLO y la 4T, como Gilberto Lozano (FRENA) y Claudio X. González (Mexicanos Contra La Corrupción). También la oposición política formal compró el discurso antiAMLO y le fue como en feria. ¿Qué identidad política mostraron? No hicieron esa tarea, pues se les ubicó en la derecha conservadora de añoranza neoliberal, aunque Xóchitl Gálvez, su abanderada, se etiquetaba trotskista de juventud, izquierda revisionista. Agua y aceite.

En cuestiones de identidad, organizaciones civiles tendrán que definirse políticamente hacia 2027: la llamada Marea Rosa y el Frente Cívico Nacional, marchistas de cierto éxito, que quieren ser partidos para quitarse el desprestigio de PRI y PAN, aunque falta el proyecto de nación que cohesione intereses sociales.     

PERMÍTAME SU IDENTIDAD

LA IDENTIDAD POLÍTICA, explicó el italiano Norberto Bobbio, “surge de un proyecto de nación que, diseñando acciones concretas de gobierno, afronta los problemas sociales con óptica abarcadora, de corte ciudadano, no sólo partidista”. La identidad política no perfila a los ciudadanos como clientelas a satisfacer: propone un proyecto de gobierno para hacerse acompañar por la ciudadanía. Los problemas sociales rebasan la mirada partidista.                                                    

Problema de los partidos de oposición: integrar con coherencia, después de la zamarreada electoral, su identidad en alianzas, que se antojan de nuevo inevitables para ser competitivos y sobrevivir como logotipo. Integrarse sin perder credibilidad (precaria).

Sin embargo, las elecciones 2024 confirmaron que la suma de partidos en alianza no significa en automático más votos. Ya lo vieron con “fuerza y corazón”. Ahora hablan de “emprender su propio camino y regresar a sus raíces históricas”. Lo dijo Jorge Romero, diputado panista que busca la dirigencia nacional y critica a toro pasado la alianza blanquiazul con el PRI. Por cierto, el PRI quitó de su plataforma el concepto “neoliberalismo”, para intentar sacudirse la identidad tecnócrata que los hundió. Quizás el PRI, en declive y pleitos internos, encuentre energía con el cambio de nombre, cuestión planteada por algunos de sus miembros.              

Precisar la identidad en alianza, como ocurrió en este 2024, significaba trazar políticas vía compromisos y acciones de cara a la ciudadanía. Terracería. En este sentido, el proyecto opositor no se vio por ningún lado. ¿Negligencia de los líderes? ¿O resultaba estratégico este olvido porque no hallaban la cuadratura al círculo? La alianza PRI-PAN-PRD era ‘antinatura’, por los conflictos ideológicos izquierda-derecha-centro. ¿Cómo combinar, para una oferta política coherente, izquierda perredista con derecha panista?, ¿cómo situar la convergencia del PRI más social con el PAN más conservador? De nuevo: agua y aceite.

DURA COYUNTURA

Quizás la búsqueda de identidad tendrá que esperar, atrapada la oposición en el corto plazo de reformas constitucionales y mayoría calificada de la alianza 4T en el Congreso. Ánimo: tendrán que multiplicar las preguntas, para obtener conocimiento. Reconocer las dudas y los errores para hallar respuestas.

 vmsamano@hotmail.com

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