La era Trump, contexto cultural y control político vía percepciones: leyes y universo virtual

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*¿Gobernanza sin bonanza? Martes 5, día D para México y EEUU

* Inteligencia política y cambio cultural: conflictos en curso

* Global y local: integración geopolítica y enredos jurídicos

Víctor M. Sámano Labastida

NOVIEMBRE 07 de 2024.-EL MARTES 5 de noviembre fue clave en el calendario político del mundo, pero sobre todo de México y EEUU. Vecinos geográficos y principales socios comerciales, lo que ocurre en ambos países se monitorea con sentido estratégico por ambos gobiernos. O debería. ¿Destinos opuestos, unidos o contrapuestos? Dilema a definir en tiempo de cruciales cambios culturales y políticos.

EEUU decidió quién asumirá la Presidencia de la potencia mundial. No será lo mismo con  Donald Trump que con Kamala Harris que mantuvieron al planeta a la expectativa. Representan diferentes rumbos, aunque defiendan los intereses del país hegemónico.

LUZ ÁMBAR Y ROJA

LA AGENDA MUNDIAL, cargada: guerra prolongada Rusia-Ucrania, con China en empujando fuerte; Tratado del Atlántico Norte (OTAN) tambaleante, esa alianza geopolítica entre EEUU y Europa; conflicto desigual entre Israel y Palestina, lo que alimenta en Medio Oriente la histórica animadversión a EEUU y Occidente; permanencia del tráfico internacional de drogas y lavado de dinero (que fortalece desde la penumbra a criminales y otras economías); más temas de calado estructural: liberación de aranceles o proteccionismo comercial, sistemas de salud, energías limpias y calentamiento global.

México definió rumbo jurídico en la Suprema Corte con la discusión y votación  sobre las modificaciones constitucionales al Poder Judicial, publicadas en el Diario Oficial de la Federación el 15 de septiembre. La propuesta del ministro Juan Luis Alcántara atacaba parcialmente el fondo del problema: una parte sí (elección popular de ministros) otra parte no (elección de jueces y magistrados). Salida política (evitar el choque de poderes) con grietas jurídicas: ¿por qué sí elección de ministros y no de jueces? “la Constitución no es negociable”, ha sido postura del poder legislativo (mayoría calificada 4T) y de la Presidenta Claudia Sheinbaum. ¿Es tarde para el diálogo entre poderes? En el mundo existe interés por la vía de México para rediseñar el Poder Judicial. En Estados Unidos, a juzgar por declaraciones de empresarios y funcionarios de gobierno, preocupa esa vía.                    

Lo anterior, con mezclas explosivas, entra a la narrativa mediática de ambos países. Veamos este punto en contexto.         

CULTURA Y POLÍTICA

¿CÓMO SE CONTROLA un país en el siglo XXI? Hay que moldear la narrativa mediática para generar percepciones favorables a una postura social o política. Cuestión delicada al ser infinita la información y pseudoinformación que en el siglo XXI se genera en medios tradicionales y desde internet.      

Lo que se definía como opinión pública, ahora pasa como narrativa. “Dime cómo lo cuentas y te diré quién eres, qué lado político defiendes y cuáles intereses representas; de ahí saldrá el porqué de tu narrativa” (Noam Chomsky). Las fuerzas sociales y políticas de un país tratan de moldear la narrativa que circula como información/opinión y genera tendencias significativas. Este nuevo supuesto de control social a través de la narrativa adolece del mismo error de perspectiva que se cometía cuando la propaganda era el Santo Grial de los gobiernos: se salta la realidad de los hechos. De ahí que no cualquier narrativa sea efectiva, así como no toda propaganda era eficaz.     

En México, hoy el país de leyes está en pugna y la narrativa mediática entra en la disputa por la hegemonía, con intereses diversos. El país de leyes tiene los encargos más delicados: nivelar el acceso a la justicia y diseñar el nuevo acuerdo institucional en tiempos de competencia política pero con mayoría calificada. Así tocó, con las leyes vigentes. Es mayor el esfuerzo institucional que deben realizar actores políticos y jurídicos. Si lo hacen, no se nota mucho en la narrativa mediática.     

El país mediático magnifica o desvirtúa realidades, a conveniencia del portador de camiseta partidista. El riesgo es olvidar intereses sociales más amplios y ‘con base’ en la libertad periodística (des)informar con sesgo. Lo que ocurre en las redes virtuales de información es ya factor internacional de reflexión ética. Esto incluye las noticias falsas (‘fake news’) que se pueden aderezar con inteligencia artificial (IA) en un mundo con ética ausente. De ahí que el ambiente político de los países se perciba más enrarecido. En EEUU, esto se multiplica en cantidad y calidad.                         

La globalización cultural es inevitable. Lo que no es inevitable: sumarse a tendencias perniciosas de información. Hay que revisar con cuidado el marco general de cultura en el siglo XXI, que impacta a la discusión política. El francés Hervé Juvin habla de cultura-mundo, que contiene 5 elementos principales: “el mercado, el consumismo, la tecnociencia, la individuación, las industrias culturales y de la comunicación”. Ahí se juega la narrativa del siglo XXI. Lo global jala lo local.  

México no está exento de esa tendencia narrativa de construcción de realidad. El mundo de hoy se vive con inseguridad de identidades y psicológica. Aparte de la inseguridad física. En el plano político, esta doble inseguridad ciudadana necesita antídotos en la forma de políticas de gobierno. Para todos. Y la narrativa sesgada no abona al esfuerzo social por reconstruir un ‘nosotros’. Casi todos dicen: “allá ustedes”. O “disfruten lo votado”. Lo que está en juego es la estabilidad, o mejor dicho: procesos pacíficos de desarrollo.

(vmsamano@hotmail.com)                    

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