Poder político y poderes fácticos: disputa,  narrativa mediática y guiños al exterior

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* Meyer: convencer, no sólo vencer; 4T: aplicar el “no somos iguales”

* CIDH: expediente mexicano, con audiencia solicitada en puerta     

* Zedillo en Washington Post: “¿a quién le habla?” revira Sheinbaum                     

Víctor M. Sámano Labastida

NOVIEMBRE 04 de 2024.- CUANDO se tiene el poder, es tentador saltarse el debate y las razones sociales de los cambios realizados. Como advertencia al poder constitucional 4T (“súper poder”, lo llamaron en el programa Tercer Grado, 30/10/2024) el historiador Lorenzo Meyer escribió (13/10/2024): “vencer a la oposición en el Congreso y modificar la Constitución no es lo mismo que convencer. Hay un sector de ciudadanos a los que la historia política de México ha vuelto, y con razón, muy escépticos ante cualquier fuerza política que se convierte en mayoritaria y toma el control del aparato de gobierno.” Si se piensa que no hay necesidad de razones para implementar el cambio de régimen, existe error de enfoque democrático.      

El eslogan “no somos iguales” –enfatiza Meyer- hay que demostrarlo una y otra vez, cuando a la 4T dominante “se le quiera comparar de buena o mala fe con el PRI del viejo régimen”.

A la luz del día, no todos los gatos son pardos. Pero también recordemos: el fin no justifica los medios y los medios califican el fin.

MIRANDO HACIA AFUERA

¿POR QUÉ CONVENCER importa? El conflicto por cambios en el funcionamiento del Poder Judicial, llegará al exterior: el martes 12 de noviembre en Washington, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) recibirá en audiencia a una delegación mexicana integrada por representantes del Poder Judicial Federal y representantes de organizaciones civiles. Así lo manejan notas de El Imparcial (3/11/2024) y OMNIA (3/10/2024). 

¿Objetivos de la audiencia? 1) Revisar el estatus de derechos humanos en el país, por los cambios constitucionales al funcionamiento del Poder Judicial; 2) Valorar la independencia del Poder Judicial en el marco de esos cambios constitucionales; 3) Emitir recomendaciones específicas sobre la reforma judicial.

Revisar marco jurídico para proteger derechos humanos, pasa; en cambio, suena intrusivo valorar desde el exterior ‘independencia judicial’ y ‘emitir recomendaciones específicas’. Hay debate por soberanía nacional y toma de decisiones. Claro, hay acuerdos internacionales derivados de la economía. La audiencia, solicitada a la CIDH el 28 de agosto –ojo, antes de la aprobación legislativa de la reforma judicial- es una estrategia de la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial (JUFED), para hacer ruido internacional.             

Con la elección presidencial de Estados Unidos en puerta (martes 5 de noviembre) lo que suene en Washington respecto a México, ¿será lógico o metálico?

NARRATIVA AL RESCATE

LA NARRATIVA MEDIÁTICA anti4T, para atraer atención internacional, incluye un artículo del expresidente Ernesto Zedillo en The Washington Post (3/11/2024), que mira “autoritarismo en México, con el secuestro de Poder Judicial”. La Presidenta Claudia Sheinbaum comentó: “¿a quién le habla? A los estadounidenses, no al pueblo de México”. Zedillo no tuvo críticas en 1995 cuando de un plumazo –sin debate ni diagnóstico- redujo de 26 a 11 los ministros de la Suprema Corte. Varios juristas interpretaron esto como “golpe de estado técnico”.     

Otra narrativa mediática opositora es la carta abierta de 100 académicos universitarios (3/11/2024): “Esta carta representa un respaldo explícito a la Corte en el ejercicio de sus facultades para analizar en su totalidad la validez constitucional de las reformas aprobadas, incluyendo la propuesta de elección popular de ministros”. No es posible reescribir la Constitución con interpretaciones, o quitarle hojas y mantener otras. La Corte puede interpretar la Carta Magna, aunque no está en sus facultades modificar el contenido de reformas, o aceptar una parte para desechar otra. Si se actúa así, las contradicciones jurídicas invalidan cualquier esfuerzo clarificador y lo interpretado no tiene peso legal.    

La carta ‘académica’ se lanza al terreno político: “Es también un respaldo enérgico en defensa de la independencia judicial, la separación de poderes y la democracia, y un llamado de atención sobre los riesgos a los derechos humanos que plantea el proyecto de centralización autocratizante liderado por la Presidencia y la mayoría legislativa actuales”. Vaya concepto: ‘centralización autocratizante’, atribuido a los poderes Legislativo y Ejecutivo que son de elección popular, no de elección indirecta (vía senado, a propuesta presidencial) como hasta ahora es decidido el Poder Judicial en México. ¿Qué sucederá cuando el Poder Judicial sea electo por voto ciudadano (junio 2025)? ¿La democracia será mencionada de manera legítima en una carta abierta que abogue por dicho poder?

¿CUÁL ES LA PILA?

MEYER COLOCA de nuevo los puntos sobre las íes: prosigue la separación del poder económico y el poder político, que comenzó con AMLO. No son diferentes los vientos que corren con Claudia Sheinbaum al frente del gobierno federal: “Colocar como el primero de cien puntos el que ‘gobernaremos con la obligada división entre el poder económico y el poder político’ no es casual, es reafirmar que la 4T mantendrá esa diferenciación sine qua non para cumplir desde una perspectivade izquierda con los otros puntos del programa”. Así vamos, entre lamentos mediáticos de élite y lo que se considera recuperación del pueblo soberano.  Hay quienes sostienen que la mayoría está equivocada. Claro, también recordar que México no es una isla.

(vmsamano@hotmail.com)

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