NÚÑEZ: UN PROYECTO DE VIDA Y UNA PROPUESTA DE CAMBIO

Escala Crítica/Columna diaria
*Oposición que deja de serlo, asume responsabilidad y poder
*Contra la impunidad, pero no olvidar lucha contra la desigualdad
*En municipios alternancia de primera, segunda y tercera generación
Víctor M. Sámano Labastida

LOS TIEMPOS cambian y algunos cambian con los tiempos. Elogiar a quien está en el poder resulta fácil pero comprometedor; es necesario contrastar los dichos con los resultados. Las elecciones de julio pasado fueron, entre otras cosas un plebiscito a la acción de gobierno. El voto mayoritario significa también una esperanza, pero también un compromiso. Lo comentamos en este espacio: alternancia no sólo de partidos, sino también de modelos y, por decirlo de alguna manera, de ciudadanía. De verdadera ciudadanía.

El primer gobernador surgido de una coalición opositora, Arturo Núñez Jiménez, rindió protesta ayer. Es el cuarto mandatario en lo que va del siglo y 118 de los últimos 112 años. En todo este tiempo han existido momentos de significación especial para Tabasco: con Tomás Garrido y Carlos Madrazo, con Leandro Rovirosa y Enrique González Pedrero. Algunos concentraron su esfuerzo en las acciones, sin el sustento legal que les diera continuidad; otros hicieron intentos de conciliar las acciones con el entramado institucional.
Todos ellos bajo un sistema surgido de la “institucionalización de la Revolución Mexicana”. Desde el PNR y PRM al PRI. Diversas épocas, diversos estilos y también propuestas diversas; desde el llamado nacionalismo revolucionario hasta el neoliberalismo salvaje. Es la primera vez, al menos para Tabasco, que electoralmente se decide por una alternancia de partidos. Esta alternancia, se ha dicho, tendrá que mostrarse también como un modelo alternativo.
UN LARGO CAMINO
DURANTE su protesta como nuevo gobernador de Tabasco,  Arturo Núñez expuso una pieza oratoria con declaración de principios y de compromisos que podría decirse fue largamente elaborada. Aunque extensa la alocución, sin embargo se trató de una apretada síntesis de lo que buscó, lo que encontró y lo que quiere el nuevo mandatario. Sin olvidar, que junto a la odisea personal existe también la historia de un esfuerzo colectivo.
Dos, me parece, que fueron los momentos en los que el discurso de Núñez fue ovacionado e interrumpido con los más largos aplausos. Dos momentos que también podrían resumir la historia y un hecho simbólico de las expectativas de la alternancia: cuando rindió “testimonio de reconocimiento” a Andrés Manuel López Obrador y al movimiento que fundó en 1988, y cuando ofreció que no habrá impunidad, que habrá cárcel, para quienes se hayan apropiado indebidamente de los recursos públicos.
Si bien expresó Núñez que “la reconciliación entre los tabasqueños” pasa “necesariamente por la alternancia, la que no concibo como revancha política (…), la protesta constitucional que he rendido ante ustedes me obliga y compromete con la fuerza de la norma, la política y la ética (…) Ello incluye sancionar a quien lo haya vulnerado o lo vulnere en perjuicio del pueblo de Tabasco. Siempre que haya elementos para proceder vamos a hacerlo, sin consideración de partido político, jerarquía o poder del presunto responsable”.
Cierto que el mandatario entrante sabe que le corresponde un gran esfuerzo de conciliación y para gobernabilidad, pero también tiene que atender las expectativas a corto plazo de un movimiento que reclama llamar a cuentas a los responsables de la crisis. La reforma más profunda, sin embargo, es la que se habrá de emprender en los próximos meses y años para que “la desigualdad social que padecemos” no siga retroalimentando “el déficit de ciudadanía” donde “con frecuencia las elecciones las dirime el poder del dinero y no el poder del pueblo expresado libremente”.
Pero no sólo eso, sino que la desigualdad social que se debe atacar, “fomenta patologías graves que pueden erosionar la gobernabilidad democrática y la cohesión social armónica entre los mexicanos”. Lo hemos expresado en este espacio: la confrontación social –expresada o retomada por los actores partidistas- tiene esa profunda raíz amarga que es el creciente empobrecimiento. Esto explica, me parece, la gran fuerza que tomó en Tabasco el movimiento encabezado por López Obrador hace 24 años.
Habrá oportunidad de referirnos a cada uno de los aspectos de lo expresado por Arturo Núñez. De hecho los lectores de esta columna saben que hay enfoques compartidos, diagnósticos que parten de una misma perspectiva  y, me parece, llevan a conclusiones similares: Tabasco requiere un cambio verdadero desde el gobierno, pero sobre todo desde la sociedad. 
INCLUSIÓN NECESARIA
UN ASPECTO destacado, por las implicaciones que tiene como mensaje fue la presencia de personajes de diversa extracción partidista, variadas circunstancias e inclusive divergentes propuestas y actitudes, lo que da una idea del abanico de relaciones que tiene el nuevo gobernador. Estuvieron en su toma de protesta lo mismo perredistas que panistas, priístas “institucionales”, dirigentes del lopezobradorismo (Morena). Ahí pudimos ver a Cuauhtémoc Cárdenas y Diego Fernández, enfrentados en su momento por la Presidencia de la República.
Aún quienes en su momento combatieron a López Obrador y al perredismo, e inclusive quienes tuvieron a Núñez como adversario a vencer, acudieron a la cita. Se explica que un sector de la oposición reclame y se mantenga en la exigencia de excluir a sus antiguos verdugos, como también debe comprenderse la necesidad incluyente del gobierno. Son tiempos y actitudes en contextos distintos.
AL MARGEN
SE INICIÓ también la alternancia en dos municipios, el de la cabecera estatal Centro con Humberto de los Santos Bertruy y el de Tacotalpa, Alterio Ramos, ambos del PRD-Movimiento Progresista. Ayer rindieron protesta lo mismo que sus correligionarios de “las izquierdas” Francisco Ramos en Huimanguillo, Abenamar Pérez en Cárdenas, Pedro Landero en Nacajuca y Héctor Peralta en Comalcalco.
También del PRD-MP asumen el cargo Domingo García en Jalpa, Ramón Hernández en Centla, Víctor Valerio en Macuspana y Tiofilo Ovando en Cunduacán. Por el PRI llegan Pedro Argüello en Balancán, Elda Llergo en Teapa, José Armín en Zapata, Ovidio Hernández en Jalapa, Jorge Carrillo en Paraíso, Carlos Vega en Tenosique y Felipe Torres en Jonuta. Como se ha dicho, una lección en las alcaldías es que prácticamente todas cambiaron de signo partidista en los comicios pasados. La alternancia crea las condiciones para la rendición de cuentas. (vmsamano@yahoo.com.mx)
 

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