Escala Crítica/Columna diaria
*Hay quienes desearían más profundidad y rapidez en los cambios
*Partidos más competitivos; faltan controles a la Presidencia
*El 9 de enero arranca oficialmente la carrera por alcaldía de Centro
Víctor M. Sámano Labastida
CONCLUYE el año. Los balances nos colocan positivos y negativos; según como le haya ido a cada quien, la pesa se inclina a uno u otro lado. Hay quien quisiera que los cambios fueran más profundos y acelerados; otros ponderan la estabilidad de la mesura, de un andar con precaución. Una sacudida social podría llevarnos al extremo, dicen. Cierto que para quienes viven al día –unos 15 millones de mexicanos- cada hora cuenta. Pero también es preciso valorar el gradualismo.
La revista Nexos publicó en Noviembre una serie de ensayos sobre el momento mexicano, escritos por José Woldenberg, Jesús Silva-Herzog Márquez y Héctor Aguilar Camín. El punto central de los textos es un corte de caja con el pasado reciente y la actualidad candente que cambió de novela rosa (para el gobierno federal, sus reformas y el pacto por México) a novela de terror (problemas graves que no tienen salida consensuada entre las fuerzas políticas).
Es posible que no todos los lectores compartan la visión de Woldenberg, protagonista del cambio electoral mexicano, pero el ex presidente del IFE mira los problemas con perspectiva histórica, celebra el gradualismo que evita estallidos sociales, pondera los cambios institucionales de México y no se desespera ante la irrupción de problemas políticos y sociales. Como todo demócrata, confía en las bondades formales de la democracia para procesar problemas.
LA TRANSICIÓN QUE NO VALORAMOS
Frente al fantasma de la polarización, el optimismo gradualista de Woldenberg resiste tormentas. Su ensayo “¿Dónde estamos?” contiene apuntes de avances democráticos en el arco histórico 1988-2012. El argumento clave: por el presente harto problemático, la tendencia es restarle valor al camino transitado. Ese camino transitado y poco valorado –nos dice- es fundamental como cambio silencioso en México, a la manera del poema “Cantares” del español Machado, inmortalizado en canción por Joan Manual Serrat: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.
Woldenberg no titubea y pondera: “México logró sustituir un régimen autoritario de gobierno por una germinal democracia. Todos los signos de ese régimen de gobierno están a la vista: elecciones competidas, pluralismo en los Congresos, equilibrio de poderes, ampliación de las libertades, y súmele usted. Si se comparan los comicios de ayer con los de hoy, el mundo de la representación, los márgenes libertad del presidente, el rol de los Congresos, la labor de la Corte, los cambios son notables y tienen un claro sentido democratizador”.
Tabasco vivió los efectos del cambio en la transición democrática en las últimas tres: alternancia en todos los niveles de gobierno, una representación plural en los Congresos, partidos más competitivos. Wodenberg subraya un cambio cultural profundo. El gradualismo que platea lleva a evitar la tabla rasa del “blanco o negro” para valorar la escala de grises en la transición democrática. Sin embargo, de la lista de elementos positivos que ofrece el autor hay un aspecto inquietante que lo contamina todo: “Los márgenes de libertad del presidente”. Si bien se han reducido esos márgenes, los hechos públicos apuntan a que el poder presidencial no tiene los suficientes controles democráticos; ha mantenido su ejercicio atropellado y vertical. En otros países, con menores credenciales democráticas, el Poder Ejecutivo ha sido llamado a cuentas con más energía. Ahí tenemos el ejemplo de Guatemala.
CULTURA DEMOCRÁTICA NO FESTEJADA
EXPLICA Woldenberg lo que ha faltado en términos culturales para apreciar los cambios de México 1988-2012: “A diferencia de lo que sucedió en otros países, en México ni comprendimos cabalmente ni nos apropiamos del éxito que supuso la deconstrucción de un régimen autoritario y la edificación de una incipiente democracia. Fueron por lo menos 20 años de movilizaciones, conflictos, debates, acompañados por seis operaciones reformadoras que transformaron normas, instituciones, relaciones de fuerza, y que desembocaron en un sistema de partidos competitivo, un mundo de la representación plural y en gobiernos acotados. Una auténtica transición”. Señala que todavía se escuchan voces que hablan de puro y duro gatopardismo, “que la transición se congeló, que dio una vuelta en U, que nunca existió y fue sólo un espejismo”.
¿Por qué no se comprende esta transición? Para Woldenberg, esa incomprensión tiene dos orígenes: uno.- el discurso oficial no podía aceptar siquiera la noción de ‘transición’, “porque para el PRI y sus gobiernos siempre habíamos vivido en democracia” y b) “porque desde cierta oposición nunca se reconocieron los avances de las sucesivas reformas, porque se decía ‘con ello sólo se legitima a los gobiernos tricolores’”.
Quizá valdría reflexionar sobre cómo el gradualismo del cambio mexicano ha permitido –como dice Woldenberg- una mejor coexistencia de nuestra diversidad política.
Claro, insistimos, para la gente común la democracia se tiene que reflejar en mejores y mayores oportunidades.
LOS DEL CENTRO CORREN MUCHO
LOS TIEMPOS corren de prisa. En un plazo máximo de seis meses la capital tabasqueña deberá tener un gobierno constituido. Este fin de semana debió comenzar la entrega-recepción de la administración que encabezó Humberto de los Santos –el primer alcalde que llegó al poder en este municipio bajo la bandera de un partido distinto al PRI- para que asuma la responsabilidad el Concejo Municipal presidido por Francisco Peralta Burelo, integrante de la Agrupación José María Pino Suárez.
Apenas inicie enero, los partidos ya deberán haber publicado sus convocatorias para seleccionar o ratificar a sus candidatos. Del uno al 5 de febrero será el registro de aspirantes oficiales, quienes tendrán un mes para hacer campaña –del 9 de febrero al 9 de marzo-, para acudir el siguiente domingo a la prueba de las urnas. Es previsible que los partidos con mayor actividad en la contienda serán sólo cuatro: PRD, PRI, PVEM y Morena.
Pero también el tiempo apremia para la administración interina. Peralta Burelo al frente del Concejo Municipal anunció un programa inmediato de obras y acciones, así como la convocatoria a una especie de observatorio ciudadano contra la corrupción, pero también para que colabore en la orientación de la actividad municipal. Una ventaja: lo que se haga o deje de hacer en la capital se notará rápidamente. (vmsamano@yahoo.com.mx)