Representación política y democracia: AMLO y Claudia en el foro; notas sobre un enredo jurídico

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* Opositores al borde de un ataque constitucional: recular sobre lo hecho

* AMLO y Claudia: antes y después de la moratoria legislativa opositora            

* Mayoría calificada, plan C 2024: impulso ciudadano, hecho en las urnas     

Víctor M. Sámano Labastida                       

24 de agosto 2024.- EN LA PUGNA jurídica por la representación política que vive México, el silencio puede ser antidemocrático. Lo mismo pasa con la estridencia y la descalificación sumaria. Políticos y periodistas tienen que saber escuchar entre el ruido mediático, que crece en modo ‘amarra navajas’. Además, hay que argumentar y ventilar con fondo social los problemas a solucionar para el eficaz funcionamiento gubernamental.

El sexenio 2024-2030 comienza con dilemas de representación política que se definen hoy 23 de agosto, para dar pie a la instalación de la nueva legislatura en septiembre. Veamos cómo llegamos a este litigio político/jurídico en el que muchos actores públicos reclaman contradicciones en los otros.          

CÓMO FUE, QUIÉN LO DIRÁ

NADIE rasgó sus vestiduras cuando, después de las elecciones federales intermedias (2021), la oposición decretó ‘moratoria constitucional’: rechazar cualquier iniciativa de ley del Poder Ejecutivo. Esto es poco democrático en sentido deliberativo: ¿el parlamento no parla? Los opositores dirán que sus adversarios no escuchan. En el Congreso se rechazó (2023 y 2024) lo que pudo desatar el nudo: la reforma electoral propuesta por AMLO que entre otras cosas modificaba criterios de representación proporcional, eliminando el 8% de más que por ley (cláusula de gobernabilidad) se permite a quienes de por sí son mayoría. De esa moratoria constitucional surgió el Plan C: ganar la mayoría calificada en 2024. “Que no estén pensando los conservadores que ya terminó todo”, dijo AMLO en noviembre de 2023. Tenía razón, visto lo visto en las urnas de 2024.    

La articulación constitucional de un programa de gobierno depende de la representación política en el Congreso. Esto se discute con intensidad a partir del argumento opositor de que se quiere desaparecer la pluralidad democrática con la mayoría calificada en el Congreso: dos tercios, para la coalición electoral Sigamos Haciendo Historia (MORENA, PT y PVEM). Si se mira el argumento opositor con detalle, existe un reproche a la coalición ganadora por ‘agandallarse’ (es la palabra usada) 20 puntos de más: pasar de 54% de los votos obtenidos para diputados de mayoría, a 74% de la representación en curules, “lo que es, simple y llanamente, un fraude constitucional, pues no lo consiguieron en las urnas”, expresó el todavía dirigente nacional panista, Marko Cortés.

En el flanco izquierdo, el diputado saliente y senador entrante, Gerardo Fernández Noroña, reviró: “No tenemos el 74 por ciento: tenemos más, porque ganamos 256 de 300 distritos de mayoría en diputados y 30 de 32 senadurías. Es el 85 y 90 por ciento. Nosotros deberíamos quejarnos”.       

Hay otro factor que otorga tensión al debate: la historia revisada en modo paradójico. Véase: la oposición reclama al gobierno actual que, en otras coyunturas, la izquierda que hoy es gobierno intentó modificar la legislación sobre diputados de representación proporcional. Por otro lado, el gobierno de AMLO y la 4T reclama a la oposición actual que, en otras coyunturas, aplicaron la misma legislación que ahora repudian e interpretan más allá del texto literal. A esto se sumó la Presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo.

¿Qué piensan, por cierto, AMLO y Sheinbaum sobre la configuración del Congreso?           

VISIÓN PRESIDENCIAL 

TANTO AMLO como Claudia declararon, antes de las elecciones 2024, que debe haber cambios profundos en la representación política legislativa. Desde luego, con la ley actual y el triunfo contundente en las urnas, el Plan C está al alcance de la mano.

¿Qué planteaban? Para López Obrador, “el Congreso debería reducirse a la mitad”. Por ejemplo, 250 diputados sin las listas regionales de representación proporcional y 50 distritos menos. Parece rasurada drástica. AMLO apeló a “la austeridad republicana y la calidad de la representación política”.

En el caso de Claudia, cuando se le preguntó por la estructura del Congreso, sostuvo: “deben eliminarse los legisladores de representación proporcional, que van por listas de partidos y no aparecen en las elecciones”. Para Sheinbaum, “sería más democrático que llegaran al Congreso quienes ganaron su elección y quienes logren con votos la primera minoría”. Suena efectivamente democrático, aunque en el caso de los diputados, si fuesen los 300 distritos actuales la cantidad se iría a 600, con la integración de quienes quedaron en segundo lugar, como primera minoría. Es posible que en el sexenio a su cargo la Presidenta Sheinbaum lance una iniciativa de ley y tendrá que discutirse.            

EL PESO DE LAS URNAS

Es desafortunado que lo sucedido en las urnas -vía voto ciudadano- se dirima políticamente con sentido legaloide. Se denuncia la sobrerrepresentación de Morena y aliados como “el fin de la democracia”, mientras que antes los porcentajes pasaban de puntitas, sin debate: 8% más de los votos obtenidos por cada partido, en legisladores de representación proporcional. De cualquier modo, será democrático el desenlace -y saludable el debate- si antes de 2027 se tiene el consenso para una nueva ley electoral. ¿Habrá parlamento abierto? Es el tiempo de hacer verdadera política, no cálculos de escritorio. (vmsamano@hotmail.com)

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